04 junio 2009

El ser humano tiende, por naturaleza, en la azotea.

Piensas que nada puede ir peor. Los días y las horas se suceden en segundos, y sientes que alguien ha decidido darle al botón de avance rápido de tu vida. Quizás le parecía aburrida, o no aguantaba más y quería descubrir el desenlace.
¿Acaso no se enteró de que el final siempre es el mismo?
La cabra tira al monte, y el hombre al hoyo. Profundo. De sus inmundicias, de sus rencores, de su soberbia, de planificar sus pasos y perpretar las reacciones de sus semejantes, con un único fin. Tan irónico. Sentirse bien consigo mismo. Darse unas palmaditas de ánimo en la espalda.
Y nosotros meditamos sintiendonos seres inferiores pero más afortunados. Antropomórficos pero afortunados, de que tal vez no hemos crecido lo suficiente como para aprender a dejarnos las garras y acostarnos con la vida sin sentimiento.
Solo para joderla.


Buenos días.

5 comentarios:

Memoria de pez dijo...

No me he enterado de nada...
O yo estoy muy dormido ahora, o tú cuando lo escribiste :P
Voy a necesitar aclaraciones respecto a algunas partes :P
Por cierto, detecto algunas cuantas similaridades.

Suricato dijo...

Lo malo de estas cosas es cuando toman las riendas de toda tu alma y te subordinas a ellas.

Porque sigue siendo una parte de tí, pero no la que deba tener el mando.

Tai dijo...

Y cuando ya habias aprendido a cruzar los pasos de cebra como los beattles y llevas suficiente tiempo navegando entre otros navegantes, descubres que el sentido de la vida es vivirla para descubrir si tiene sentido.
Luego te mueres.
Y así nos luce el pelo.

Memoria de pez dijo...

A mi no me luce, me estoy quedando calvo.

Suricato dijo...

Espera a que mi coronilla llegue a los 25, que yo este curso estoy tramitando una perilla... manda huevos...