26 septiembre 2010

Empezamos tantos, quedamos tan pocos.

Y esto se ha llenado de retales. Canciones secas recubriendo todo el suelo.
Crepitan sorprendidas por cada nuevo paso.
Rompen en mil pedazos sin tiempo para despedidas.

Allí donde se quedaron vuestras letras y palabras. Las ganas.
Que se han atrofiado, que se olvidaron.
Que el verano nos derretía a baño de María y al punto de sal.
Que ahora nos hierbe la sangre por no haber visto llegar ese otoño.

Miramos en el espejo una masa deforme solidificada, de prisas.
De todo lo que éramos en otro tiempo, con los pies en la cabeza, con otras cosas entre las manos.
Nos echaremos de menos sin querer quererlo.

Las noches nos recordarán a golpe de minutos los segundos. Y los primeros.
Abrazaremos a los últimos con sobredosis de realidad.

Quiero ser música y estancarme en tu memoria.
Llenar tus momentos de tarareos contunuos, imposibles e inconscientes.
Sonreír sin mover un solo músculo de la cara, por tener un lugar al que llamar hogar.